Donald Trump ha subido al escenario con una gran sonrisa y paso algo torpe, pues sus 77 años no perdonan. Luego ha dado uno de sus discursos algo inconexos, lanzando felicitaciones y agradecimientos en todas direcciones, a senadores, congresistas, familiares y amigos. Acababa de arrasar en los caucus (asambleas ciudadanas) de Iowa, el primer paso en la carrera a la nominación como candidato del Partido Republicano para las presidenciales del 5 de noviembre. Se ha referido a sus dos rivales políticos más directos en esa pugna, Ron DeSantis y Nikki Haley, aunque no ha quedado del todo claro si los felicitaba o se mofaba de ellos.
“Quiero felicitar a Ron y Nikki por pasar un buen rato juntos”, ha dicho Trump durante su comparecencia en un centro de convenciones de Iowa. “Ni siquiera sabemos cuál es el resultado del segundo puesto”, ha añadido, aunque poco después quedaba claro que era para el gobernador de Florida, Ron DeSantis. Para Trump es un escenario ideal. Una ventaja de 30 puntos, enfrentamiento entre el segundo y el tercero y retirada del cuarto, Vivek Ramaswamy, que se va pidiendo el voto para él. Algunos de sus aliados han señalado que el tono conciliador de su mensaje era una invitación a sus rivales a retirarse.
Trump ha logrado la victoria en Iowa que se le resistió en 2016, cuando se impuso el senador Ted Cruz y él tuvo que conformarse con la segunda posición. Entonces era el candidato sorpresa, antisistema, a la contra. Hoy es el líder indiscutible del Partido Republicano, más aún después de su incontestable victoria de este lunes. DeSantis ha visitado los 99 condados de Iowa durante la campaña; Ramaswamy los ha visitado dos veces. Trump, mientras, se ha llevado la mayoría de los votos en 98 de los 99 condados. En principio, le ha fallado solo el condado de Johnson, donde está Iowa City y la Universidad de Iowa, donde según los resultados provisionales, ha ganado Haley por un voto.
Tras su victoria, Trump ha sido el primero de los candidatos en comparecer. De nuevo se ha apoderado de la escena y la ha acaparado. Se le notaba satisfecho y ha empezado el discurso con un mensaje de unidad entre republicanos y demócratas, progresistas y conservadores, que enseguida se ha demostrado algo falaz. Tras los agradecimientos, se ha lanzado a criticar a Biden y a sus políticas con saña, como acostumbra. No solo eso, sino que ha vuelto a airear el bulo de que le robaron las elecciones de 2020.
Por su parte, Ron DeSantis y Nikki Haley se esforzaban por parecer contentos. Para los dos el resultado es en realidad decepcionante. Para DeSantis, porque es un territorio que le favorecía y en el que había hecho una intensa campaña, un Estado conservador y religioso en el que hace unos meses aspiraba a ganar. Para Haley, porque las últimas encuestas la situaban segunda. La tercera posición, y a una distancia de más de 30 puntos de Trump, resta credibilidad a su intento de presentarse como la alternativa consolidada al expresidente.
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“Gracias a vuestro apoyo, a pesar de todo lo que nos han echado encima, todos contra nosotros, hemos sacado nuestro billete de Iowa”, ha dicho DeSantis en la comparecencia ante sus seguidores. El gobernador de Florida ha recibido mucha publicidad negativa durante los últimos días. Este lunes, su campaña se ha quejado de que los medios certificasen la victoria de Trump antes siquiera de que muchos de los republicanos hubiesen empezado a votar, algo que consideraban una interferencia electoral. Se especulaba con la posibilidad de que se retirase en caso de quedar tercero. El segundo puesto es un alivio, pero insuficiente para aparecer como una alternativa creíble.
“Nos tiraron de todo menos el fregadero de la cocina. Gastaron casi 50 millones de dólares atacándonos”, se ha quejado DeSantis. “Los medios de comunicación estaban contra nosotros y escribieron nuestra necrológica hace meses. Incluso han dado el resultado de las elecciones antes de que la gente tuviera la oportunidad de votar. Estaban emocionados por el hecho de que estaban prediciendo que no seríamos capaces de conseguir nuestro billete de salida de Iowa, pero puedo deciros que gracias a vuestro apoyo, a pesar de todo lo que nos han echado encima, todos contra nosotros, hemos sacado nuestro billete de Iowa”, ha dicho.
“Representamos una oportunidad para darle la vuelta a la locura que hemos visto en este país, para invertir el declive de este país y para dar a este país un nuevo nacimiento de libertad y una restauración de la cordura”, ha continuado el gobernador de Florida, que al final se ha venido arriba: “Tenemos mucho trabajo por hacer, pero puedo deciros esto como próximo presidente de Estados Unidos: voy a hacer el trabajo por este país. No voy a poner excusas. Y os garantizo esto. No os defraudaré”.
Haley no ha logrado el segundo puesto que esperaba. Las encuestas mostraban que sus votantes eran los menos entusiastas y en una noche con temperaturas de menos de 20 grados bajo cero, eso parece haber pesado. Aun así, en su comparecencia ha sostenido ante sus seguidores que el resultado de los caucus de Iowa demuestra el impulso que ha tomado su campaña.
“Si nos fijamos en lo bien que nos está yendo en Nuevo Hampshire, en Carolina del Sur y más allá, puedo decir con seguridad que esta noche Iowa ha convertido estas primarias republicanas en una carrera de dos personas”, ha dicho Haley. Parecía el discurso escrito pensando en que iba a quedar segunda. Siendo la tercera, resultaba menos creíble.
“Esta noche, estaré de vuelta en el gran Estado de Nuevo Hampshire. Y la pregunta ante los estadounidenses es ahora muy clara. ¿Quieren más de lo mismo o quieren una nueva generación de liderazgo conservador?”, ha dicho a sus seguidores. “Cuando digo más de lo mismo, ya sabéis de qué hablo. Son tanto Donald Trump como Joe Biden. Tienen más en común de lo que creéis. El 70% de los estadounidenses no quiere otra elección entre Trump y Biden”, ha continuado.
Tras recordar que ambos están en torno a los 80 años (Biden tiene 81 y Trump, 77), ha dicho: “Carecen de una visión para el futuro de nuestro país porque ambos están consumidos por el pasado, por investigaciones, por venganzas, por agravios”. “Los estadounidenses merecen algo mejor. Merecen una nueva dirección bajo un nuevo liderazgo conservador. Merecemos un presidente que se centre en las necesidades de nuestro pueblo y no en sí mismo. Un presidente que reconstruya nuestra economía, cierre nuestras fronteras y se enfrente a nuestros enemigos. Y lo que es más importante, nos merecemos un presidente que ponga fin a nuestro odio a nosotros mismos, a la división y al miedo, y que haga de Estados Unidos un país fuerte y orgulloso”, ha añadido.
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