El derribo hace justo una semana de un avión de transporte ruso amenazó con poner fin a los canjes de prisioneros de guerra entre Rusia y Ucrania, pero aquel incidente no ha impedido que Moscú y Kiev reanuden sus intercambios. Rusia aseguró entonces que a bordo de aquel aparato viajaban 65 militares ucranios apresados, extremo que negó el Gobierno de Volodímir Zelenski. El Ministerio de Defensa ucranio reiteró que la aeronave despegó de Bélgorod (provincia rusa limítrofe con Ucrania) probablemente transportando armas, pero sin sus presos. Sin saberse todavía el paradero de los 65 prisioneros, ambas partes han superado aquel cruce de acusaciones y anunciado este miércoles un nuevo intercambio con Emiratos Árabes Unidos como mediador. Sin embargo, otra vez una de las partes miente: el Ministerio de Defensa ruso asevera que ha sido un canje de 195 prisioneros por bando, mientras que el presidente ucranio ha anunciado el regreso de 207 combatientes.
“Los nuestros ya están en casa. 207 muchachos. Los traemos pase lo que pase, nos acordamos de cada uno de los nuestros en cautiverio”, ha manifestado Zelenski a través de su canal de Telegram. “Soldados y civiles, tenemos que traerlos a todos. Trabajamos en ello”, ha agregado el mandatario en un hilo donde compartió las fotos de los militares envueltos con la bandera de Ucrania entre lágrimas y sonrisas. El Centro de Coordinación para los Prisioneros de guerra Ucranios informó la semana pasada que tienen constancia oficial de 8.000 soldados ucranios en centros de detención rusos, además de “decenas de miles de desaparecidos”. Ambos ejércitos consideran como desaparecidos a los combatientes de los que se desconoce el paradero o de los que no ha podido recuperarse el cadáver.
El intercambio de prisioneros de este miércoles es el segundo en el que se han beneficiado más soldados. El mayor canje se produjo el pasado enero, también con la mediación de los Emiratos Árabes: 230 prisioneros ucranios y 248 rusos regresaron a sus hogares.
Zelenski publicó además este miércoles un mensaje en el que desgranaba la parte del intercambio que ha beneficiado a sus militares. “180 soldados y sargentos, y 27 oficiales. Casi la mitad de ellos defensores de Mariupol. Tropas de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Nacional, y unidades del Servicio Estatal de Fronteras y de la Policía Nacional”, ha señalado el líder ucranio. El mandatario hacía referencia a los cientos de paracaidistas y miembros del Batallón Azov que resistieron hasta el último momento en el asedio de Mariupol, ciudad de la provincia de Donetsk que fue conquistada por las tropas del Kremlin en primavera de 2022.
El Ministerio de Defensa ruso ha ofrecido otras cifras en su comunicado. “El 31 de enero, como resultado de un proceso negociador, 195 militares rusos que se encontraban en cautiverio en peligro de muerte fueron devueltos desde el territorio controlado por el régimen de Kiev. A cambio, fueron entregados del mismo modo 195 militares de las Fuerzas Armadas de Ucrania”, ha manifestado el organismo que dirige el general Serguéi Shoigú.
“¡Bienvenidos a casa, chicos!”, decía el Ministerio de Defensa ruso en otra grabación donde revelaba el regreso de sus militares en autobús. Los exprisioneros fueron trasladados a Moscú en avión para recibir allí “la asistencia médica y psicológica necesaria”.
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Los dos bandos han realizado 48 intercambios de prisioneros desde que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022. Según Kiev, han regresado unos 2.800 ucranios a casa en total.
Versiones enfrentadas
El último intercambio de cautivos debió tener lugar el pasado 24 de enero, pero el derribo de un avión de transporte Il-76 en la región de Bélgorod frustró la operación. Moscú acusó a Kiev de haber cometido “un ataque terrorista” al destruir el avión porque, según su versión, en su interior iban a bordo 65 prisioneros ucranios, tres vigilantes y seis miembros de la tripulación del avión. Sin embargo, Ucrania descartó que la aeronave transportase ningún prisionero y acusó a las autoridades rusas de haber impedido el acceso al lugar del siniestro al personal civil del servicio de emergencias.
Los servicios de seguridad ucranios acusaron a Moscú de que, si es cierto que trasladaban a los prisioneros en la aeronave, no se les avisó “de la necesidad de garantizar la seguridad del espacio aéreo de la zona de Bélgorod durante un cierto periodo de tiempo”. Asimismo, la versión ucrania apunta a que el aparato fue derribado tras despegar de Bélgorod, donde habría aterrizado ese mismo día para cargar material. Ante la incertidumbre que rodea a este suceso, Kiev inició una investigación sobre el paradero de los supuestos prisioneros de guerra y Zelenski pidió la intervención de la comunidad internacional.
“Las autoridades ucranias han dicho que les gustaría realizar una investigación internacional. Lo pedimos, insistimos en que se realice una investigación internacional, pero no hay organizaciones oficiales que lo deseen”, ha manifestado el presidente ruso, Vladímir Putin, este miércoles. El mandatario ha animado a enviar “expertos internacionales” a su país después de que su investigación apuntase a que el aparato fue derribado “por un misil que pertenece a un sistema de defensa aérea de fabricación occidental”. Según las fuentes de la agencia rusa de noticias Tass, se trataría de un misil Patriot que fue disparado desde la región ucrania de Járkov. Kiev acusó a Moscú de bloquear una iniciativa por parte de las Naciones Unidas para investigar lo sucedido.
Las únicas supuestas pruebas aportadas hasta ahora por Rusia sobre el destino de los prisioneros han sido un vídeo rotulado y sin sonido donde una fila de hombres entraba en un avión de transporte en un lugar indeterminado; y otro vídeo de 30 segundos difundido por el Comité de Investigación ruso donde muestra un único cuerpo con un tatuaje difuminado que atribuye al Batallón Azov, además de un par de documentos militares ucranios. No obstante, el jefe de los servicios de inteligencia ucranios, Kirilo Budanov, ha insistido en que no disponen de “información creíble” sobre quiénes viajaban en el avión.
Kiev se atribuyó inicialmente el derribo del Il-76. Dos días después, Putin afirmó que la destrucción del avión “no pudo ser provocada por fuego amigo bajo ninguna circunstancia porque, por definición, nuestros sistemas de defensa aérea no pueden atacar a sus propios aviones”. Su afirmación ha sido refutada en el pasado por la inteligencia militar occidental y varios canales proguerra rusos. Por ejemplo, Reino Unido consideró “altamente probable” que los antiaéreos rusos confundiesen un cazabombardero suyo con un avión enemigo en septiembre del año pasado, mientras que algunos blogueros bélicos rusos conocidos atribuyeron al fuego amigo la caída de un A-50 sobre el Mar de Azov a mediados de enero.
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