Lai Ching-te: Saltan las primeras chispas entre Estados Unidos y China tras las elecciones en Taiwán | Internacional

No hay tregua en el Estrecho. En la jornada de resaca electoral en Taiwán han saltado ya los primeros chispazos diplomáticos entre Estados Unidos y China, las dos superpotencias cuyos intereses chocan en este territorio. Los comicios presidenciales, que ganó el sábado Lai Ching-te, el candidato del gobernante Partido Progresista Democrático (PPD) y la opción que menos agrada en Pekín, han mostrado la apuesta por el continuismo en esta isla autogobernada que China considera una parte inalienable de su territorio y que tiene en Estados Unidos a su principal aliado.

Tras la victoria de Lai, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, emitió el sábado un comunicado felicitando al vencedor y mostrando la disposición de la Casa Blanca de trabajar con él y el resto de partidos taiwaneses para “avanzar en nuestros intereses y valores compartidos”, y “promover nuestra larga relación no oficial”, pero respetando la “política de una sola China”. “Confiamos en que Taiwán siga siendo un ejemplo para todos los que luchan por la libertad, la democracia y la prosperidad”, dijo. El presidente estadounidense, Joe Biden, añadió fugazmente al ser interrogado por los resultados: “No apoyamos la independencia…”.

Este domingo, el ministerio de Exteriores chino ha reaccionado enfurecido, asegurando que deplora “enérgicamente” el mensaje de la secretaría de Estado norteamericana, el cual “viola gravemente el principio de una sola China” y “envía una señal gravemente equivocada a las fuerzas separatistas de la independencia de Taiwán”. En la nota, la Cancillería afirma que ha trasladado “serias alegaciones” a la parte estadounidense.

El ministro de Exteriores chino, Wang Yi, ha advertido este domingo de que toda iniciativa en favor de la independencia de Taiwán será “duramente castigada” por “intentar dividir a China”, según ha señalado en una comparecencia ante la prensa en El Cairo, donde se encuentra de visita. “No importan cuáles sean los resultados de las elecciones, no puede cambiar el hecho básico de que solo hay una China en el mundo y Taiwán es parte de China”, ha añadido.

La tensión, como era de esperar, arrancó ya en la noche del sábado, cuando un portavoz de la oficina de Asuntos de Taiwán del Gobierno chino emitió un primer comunicado en el que afirmaba que los resultados revelan que el PPD “no puede representar a la opinión pública mayoritaria en la isla” y aseguraba que las elecciones “no impedirán la inevitable tendencia a la reunificación de China”.

Taipéi, que también ha entrado en el baile de mensajes cruzados, ha exigido este domingo a Pekín “respetar” los resultados de las elecciones. “China debe encarar la realidad y abandonar sus esfuerzos de presionar a Taiwán”, ha reclamado el Ministerio de Exteriores, según ha recogido la agencia oficial CNA.

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Entre tanto, Estados Unidos ha enviado este domingo a la isla —tal y como había anunciado— una delegación presidencial formada por ex altos cargos en viaje “privado”, según una nota del Instituto Americano en Taiwán, la oficina de representación estadounidense en el territorio. La comitiva tiene previsto encontrarse el lunes con “destacadas personalidades políticas”, algo que ha hecho en elecciones anteriores.

Taiwán ha recibido las felicitaciones de numerosos países de la comunidad internacional, de Japón a Reino Unido, pasando por la Unión Europea. Pero es el comunicado estadounidense el que ha despertado la ira de Pekín.

El ministerio de Exteriores chino asegura que el mensaje del secretario de Estado estadounidense infringe el “principio de una sola China y los tres comunicados conjuntos de China y EE UU”, la delicada y complejísima arquitectura diplomática que solventa el escollo de Taiwán y rige las relaciones entre Washington y Pekín, reiniciadas en los años setenta del pasado siglo.

La felicitación enviada por Blinken “va en contra del propio compromiso político de EE UU de mantener únicamente relaciones culturales, comerciales y otras relaciones no oficiales con el pueblo de Taiwán”, añade la Cancillería china. Y afirma que la cuestión de Taiwán “está en el centro mismo de los intereses fundamentales de China y es la primera línea roja que no debe cruzarse en las relaciones” entre ambos. Pekín reclama a Washington que no use la isla como una herramienta de “contención de China” y le insta a “poner fin a las interacciones de carácter oficial” con la isla. En el reciente encuentro en San Francisco entre Biden y su homólogo chino, Xi Jinping, este aseguró que Taiwán seguía siendo “el asunto más importante y más sensible”.

El presidente electo, Lai Ching-te, que tomará posesión del cargo el 20 de mayo, ha asegurado que seguirá en este terreno el camino trazado por la actual mandataria y colega de partido, Tsai Ing-wen, quien abandona el poder tras superar el límite legal de dos mandatos marcados por la ausencia de comunicación con China, la creciente tensión en el estrecho de Taiwán y el acercamiento a Washington.

“Como presidente, tengo una importante responsabilidad de mantener la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán”, dijo Lai el sábado en su primera comparecencia ante los medios. Afirmó que trataría de buscar el diálogo con China en condiciones de “paridad y dignidad”, pero también dio señales de que profundizaría en la estrategia de disuasión frente a la República Popular iniciada por la actual presidenta. “Estamos decididos a proteger Taiwán de las continuas amenazas e intimidaciones de China”, dijo. “Entre la democracia y el autoritarismo, estaremos en el lado de la democracia”.

Con la victoria de Lai, el PPD se ha convertido en la primera formación que logra un tercer mandato consecutivo desde las primeras elecciones democráticas en 1996. Su triunfo dinamita las esperanzas de China de un eventual acercamiento al estilo del que forjó durante la presidencia de Ma Ying-jeou (2008-2016). Su partido, el nacionalista Kuomintang, ha quedado de nuevo en segundo lugar en los comicios presidenciales, aunque ha superado al PPD en las legislativas.

China, que considera a la isla una provincia rebelde a la que pretende reunificar de forma pacífica, pero sin renunciar al uso de la fuerza si fuera necesario, ha sugerido que Lai esconde una tendencia secesionista, que “perjudica” a la población de Taiwán y pone “en peligro” la paz en el Estrecho. “Con el fin de lograr más votos, Lai intenta ocultar el hecho de que, como defensor de la independencia de Taiwán, es en esencia un alborotador e instigador de la guerra”, afirmó en noviembre Chen Binhua, portavoz de la Oficina de Asuntos de Taiwán del Gobierno chino, según recogió la prensa estatal de la República Popular.

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By Alberto Ramos

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