Los ministros de Exteriores de la UE analizan este lunes en Bruselas un plan de paz “integral” que ha puesto sobre la mesa el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, ante la creciente presión internacional sobre Israel para que suavice la ofensiva en Gaza. La cita busca no ser una más y los jefes de la diplomacia europea, que también se reunirán con los ministros de Exteriores palestino e israelí y con los representantes de los países clave de la región, analizarán ese documento, al que ha tenido acceso EL PAÍS, que propone la celebración de una conferencia de paz “preparatoria”, con participación internacional, que permita sentar las bases para una negociación definitiva de una solución de dos Estados.
El plan de 12 puntos, enviado a las capitales europeas en vísperas de la cita de este lunes en Bruselas junto con varios actores clave de la región en conflicto y adelantado por otros medios durante el fin de semana, insiste en la necesidad de “preparar ya, en vista de la situación actual y pese a las dificultades e incertidumbres evidentes, un plan de paz israelo-palestino integral”. Porque la “ausencia” de una visión de este tipo no hará más que “prolongar la actual violencia y preparar el terreno para una mayor radicalización y nuevos conflictos” que, más allá de sus implicaciones en la región, también constituye un “gran riesgo de seguridad, político y migratorio para la región y para Europa”, advierte el documento.
El plan de Borrell pasa, como viene subrayando de forma insistente el jefe de la diplomacia europea, por una solución de dos Estados que “vivan lado a lado, en paz y seguridad” y que prevé la celebración, “pronto”, en la “primera oportunidad posible”, de una conferencia de paz “preparatoria” con los aliados árabes de la región y “potenciales contribuyentes a una paz integral”. En dicha conferencia preparatoria, que debería ir acompañada de “reuniones separadas con cada una de las partes en conflicto” en vista de que, por el momento, es casi imposible sentar a todos en la misma mesa o incluso convencer a algunas partes a iniciar siquiera negociaciones, se deberá presentar un “borrador inicial para un plan de paz” con una agenda para que este esté completado “en el espacio de un año”, agrega el documento.
“Tenemos que dejar de hablar de proceso de paz y empezar a hablar más concretamente del proceso de dos Estados, hablemos de lo que queremos hacer, y lo que queremos es una solución de dos Estados”, ha recordado Borrell al comienzo de la cita de ministros, en la que también se discutirá —aunque no se prevé ninguna decisión concreta— la propuesta del jefe de la diplomacia europea de una misión para proteger la navegación en el mar Rojo, en la que España ya ha dicho que no participará.
La iniciativa de un plan de paz para Oriente Próximo con horizontes específicos y metas concretas cuenta por el contrario con un claro respaldo español: “España es totalmente favorable a dar un paso más, no solamente a hablar de una solución de dos Estados, sino de la materialización de dos Estados y un Estado palestino (…) realista y viable, que supone tener Gaza y Cisjordania bajo una misma Autoridad Palestina, conectadas y con salida al mar y con su capital en Jerusalén Este”, ha dicho el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, que ha recordado que ese es “el eje y fondo” de la propuesta española de una conferencia de paz que recibió la aprobación de los socios comunitarios el año pasado.
También el ministro de Exteriores de Luxemburgo, Xavier Bettel, lo ha calificado de “un paso en la buena dirección”, mientras que su par irlandés, Michéal Martin, ha instado al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que rechaza la creación de un Estado palestino, a “escuchar al resto del mundo que quiere una solución de dos Estados. No hay otra alternativa en la mesa que sea sostenible y pueda ser duradera en el futuro”, ha recordado.
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El plan de paz propuesto por Borrell debería incluir, subraya el documento, “robustas garantías de seguridad” para Israel y un futuro Estado palestino “independiente”. Aunque durante todo el proceso de paz se debería consultar a las partes de forma “constante”, su disposición a aceptar una solución, indica el documento en vista sobre todo de la negativa del Gobierno israelí a aceptar un Estado palestino, no debería ser impedimento para que sigan las negociaciones de paz, que deberían “comenzar y continuar también en momentos en que una o la otra parte del conflicto no esté dispuesto a participar” en las conversaciones. Eso sí, el texto final deberá ser negociado entre las dos partes en conflicto, si bien, para “favorecer” dichas negociaciones, los Estados y organizaciones que hayan participado en el proceso de paz “deberían dejar claro en ese momento las consecuencias que prevén de cara a la aceptación no no aceptación del plan de paz”.
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